Amenazas para el sector

Como empresarios privados  de nuestro sector constructor y promotor inmobiliario nos impulsa el legí­timo deseo de buscar el mayor bienestar para nuestros socios, accionistas y empleados dentro del respeto y conforme a la ley y a las normas vigentes, pero también nos asiste la responsabilidad compartida junto con la administración de la ciudad, deconstruir un espacio urbano digno y para todos. En este orden de ideas hay muchas variables que amenazan el sector pero me quiero centrar en dos: la informalidad y el mal gobierno. La informalidad entendida en dos niveles, el primero, el más conocido, es el que no se apega al respeto y a la formalidadde la ley, a veces pareciera que es premiado con la anuencia o por lo menos con la omisión de la acción del gobiernode la ciudad mientras el constructor formal sufre toda la tramitologí­a, lentitud oineficiencia de las entidades públicas. El segundo nivel de informalidad esen el que quiero hacer mayor énfasis con ánimo de autocrí­tica gremial, y es el que corresponde a empresarios, algunos sin experiencia en el sector (algunos nisiquiera empresarios) que no se dedican a construir una trayectoria que genere negocios de largo plazo en donde todos ganen (los clientes, la empresa y la ciudad) sino a exprimir el negocio al máximo en provecho propio e inmediatista a costa especialmente de la ciudad. Todos conocemos casos en los cuales ha primado el negocio de corto plazo sobre los efectos adversos en el mercado,la ciudad, la movilidad, el equipamiento,los recursos naturales, los ciudadanos, etc. En cuanto al mal gobierno es un tema de absoluta actualidad y no solamente en Bogotá, creo de verdad en el profesionalismo y capacidad de quienes formularon la nueva norma urbana para Bogotá (MEPOT), toda polí­tica pública que busque disminuir la fractura y fragmentación social va en la dirección adecuada, lo difí­cil es gobernar y gobernar es dirigir, construir consensos, articular lo público y lo privado, actuar con prudencia, buscar un punto medio posible y hacerlo con todos y para todos los ciudadanos y eso no se hace desde un balcón, se hace con habilidades y competencias y sobretodo eligiendo a quienes las tengan y no a quienes oculten sus carencias en un discurso que fractura y fragmenta aún más a la sociedad a la cual dicen defender