Sumar fortalezas y dividir riesgos son algunas de las características del trabajo asociativo, una modalidad que se impone en el desarrollo de nuevos proyectos inmobiliarios.
De&De y GCA son dos firmas constructoras bogotanas que siendo competencia, han unido esfuerzos para desarrollar varios proyectos entre los que se encuentran, el conjunto de apartamentos Siráh, el hotel Best Western y un proyecto de oficinas ubicados dentro del macroproyecto Flor Amarillo, en Puerto Gaitán, Meta, para atender a los más de 7.000 profesionales del sector petrolero y agro industrial que laboran y residen en la zona.
Revista En Obra conversó con los líderes de este proyecto: Darío Delgado Gerente General de De&De, Juan Pablo García Gerente de Construcción de GCA y Gerardo Arias Gerente de Proyectos de GCA, quienes compartieron su experiencia de trabajo asociado.
¿Por qué tomaron la decisión de unir sus empresas e invertir juntos?
GCA: la idea es unir esfuerzos, compartir costos de oficina y personal, apoyarnos de una empresa a la otra. Optimizar recursos, desarrollar la especialidad de cada una de las empresas para decrecer lo costos fijos.
De&De: creemos que es una buena forma de abarcar más proyectos que los que podríamos hacer individualmente.
¿Cómo fue la repartición de roles entre De&De y GCA?
De&De: cada uno tiene una función muy clara y recibe unos honorarios. De&De se encarga de la promoción y gerencia del proyecto, los aspectos financieros, jurídicos y comerciales.
GCA se especializa en la parte técnica, relacionada con diseños, presupuestos y construcción.
GCA: siempre hemos tenido la línea clara para que cada empresa se especialice más. Nunca hemos pensado en cambiar de roles porque perderíamos el know how de cada empresa.
¿Bajo cuál modalidad de asociación establecieron la unión?
De&De: mediante un contrato de cuentas en participación para cada proyecto de manera independiente; cuando finaliza se liquida y seguimos adelante.
¿Por qué escogieron este modelo para unirse?
De&De: esto también nos permite tener otros socios. Todos participamos de los riesgos y las utilidades del proyecto, sin tener que establecer uniones temporales o consorcios.
Es sencillo bajo esta figura porque toda la parte financiera se centraliza en una de las empresas y en el momento de reportarle a la DIAN se declara que el proyecto tiene unos socios.
¿Qué recomendación le harían a una empresa que desee empezar a trabajar en equipo con quien podría ser su potencial competencia?
De&De: nosotros nos conocemos hace más de diez años, y como empresas es la primera vez que nos unimos para adelantar proyectos juntos. Lo importante es asociarse con alguien que sea fuerte en lo que uno es débil, tiene que existir mucha confianza y sinergias, hasta en los principios morales y éticos.
¿Han pensado pasar de esta alianza estratégica a una fusión de empresas?
De&De: después de mirar pros y contras decidimos no fusionarnos como una sola empresa, sino trabajar por proyecto.
GCA: no tiene mucho sentido porque lo que nos está juntando y lo que está haciendo que se logren esas curvas de aprendizaje son proyectos que nacen con la comercialización y el diseño, y mueren con la construcción. No vemos necesaria una fusión permanente.
¿Han encontrado obstáculos al trabajar juntos?
GCA: es como un matrimonio, los tropiezos que hemos encontrado ha sido cuando ajustamos las responsabilidades que estamos repartiendo. Tenemos muchas habilidades que se comparten, las dificultades han sido delimitar bien los roles.
¿Y qué aspectos positivos destacan?
De&De: al asociarnos las utilidades se dividen, pero nos permite abarcar mucho más. Estamos haciendo más proyectos de los que cada empresa podría hacer sola.
Generamos más nombre y más posicionamiento en el mercado. Gracias a la asociatividad tenemos cinco proyectos andando.
GCA: hay algo positivo y son las economías de escala. Mejora las negociaciones porque ya no se busca materiales o proveedores para un proyecto sino para muchos más, mejorando la compra en volumen.
¿Creen que el trabajo asociado entre constructoras es una tendencia?
De&De: desde hace mucho tiempo hay empresas que han venido uniéndose. Las capacidades financieras individuales suman para abarcar proyectos y solicitar créditos en los bancos.
GCA: esta modalidad permite obtener los recursos más baratos, los costos fijos van decreciendo porque se comparten los recursos.
Una ciudadela en la Altillanura
Ahora hablemos de Floramarillo,
¿en qué consiste el proyecto?
De&De: se trata de un complejo urbanístico que se desarrolla en un total de 16 hectáreas y que estará compuesto entre otros proyectos por una unidad habitacional denominada Siráh Residencial, que consta de 210 apartamentos; el Hotel Best Western de 70 habitaciones; un parque Industrial con oficinas; y un centro comercial.
¿Desde el principio se contempló un proyecto de esa magnitud?
De&De: comenzamos con dos proyectos en Puerto Gaitán. Cuando llegamos allá se presentó la necesidad de oficinas e incursionamos en un tercer proyecto. En la medida que vamos avanzando van saliendo los proyectos. Eso nos lo va diciendo el estado de los proyectos.
¿Por qué tomaron la decisión de invertir en una ciudad intermedia como Puerto Gaitán?
De&De: Puerto Gaitán ha tenido un crecimiento interesante en los últimos 10 años por el boom petrolero. Mejoró la infraestructura, mejoró la seguridad, y hay una marcada necesidad de vivienda para quienes ahora trabajan allá.
¿Cómo detectaron esa necesidad?
GCA: asistimos a un foro de Altillanura en el 2011 y nos dimos cuenta de que había una necesidad insatisfecha para los profesionales del sector petrolero agroindustrial. Vimos ese potencial y ahí empezó todo.
¿Han pensado incursionar en otras ciudades intermedias?
De&De: en este momento estamos enfocados en Puerto Gaitán y Barranquilla, pero más adelante nos gustaría mirar Cali porque creemos que va a tener un desarrollo muy importante. Ya ha empezado a despertar después de unos 20 años.
Puede pensarse que construir en ciudades intermedias es menos costoso, ¿es verdad?
De&De: Puerto Gaitán es 20% más caro que Bogotá por la mano de obra y por estar a dos horas y media de Villavicencio. Llevar los materiales hace que el costo en transporte crezca.
No necesariamente la construcción en una ciudad intermedia es más barata, depende del momento inmobiliario de cada una. Pasto, por ejemplo, es una ciudad donde se puede construir con un 30% menos de lo que se construye en Bogotá .
¿Por qué creen entonces que los constructores bogotanos están invirtiendo en proyectos fuera de la capital?
GCA: el precio de la tierra por fuera es más barato que en Bogotá. Las utilidades pueden ser mayores pero el costo de la construcción sube, eso está haciendo que los constructores salgan a otras ciudades.
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